El recorte de recursos a los sistemas de información militar se ha ido a la mitad.
El viernes, durante la reunión privada del gabinete de seguridad, el presidente Andrés Manuel López Obrador se lanzó contra el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, a quien responsabilizó del hackeo que sufrieron los sistemas militares. Según fuentes que estuvieron presentes, si bien el presidente desestimó de entrada las filtraciones y acusó de un complot a quienes denomina sus “adversarios”, reconoció que los alcances de las filtraciones pueden ser muy “perjudiciales” para el gobierno y para la imagen de las Fuerzas Armadas.
Ante unos 20 funcionarios convocados a la reunión, el presidente reprendió a su colaborador consentido, el hombre en el que ha depositado el éxito o el fracaso de su administración. Lo hizo además frente al general Audomaro Martínez, mentor del secretario de la Defensa y quien se asegura lo colocó en ese cargo. Cuentan los asistentes que no se había visto al presidente tan molesto con los militares y mucho menos con ánimos de lastimar su investidura frente a personas civiles.
Los generales trataron de defenderse y recibieron apoyo de otros funcionarios. Le recordaron al presidente que él mismo, desde que inició su administración, no había querido invertir en tecnología en las dependencias del gobierno federal; que había otras áreas vulnerables que podrían reventar, algunas muy estratégicas para los objetivos de esta administración, como los sistemas del SAT.
Lo argumentado por los militares y otro integrante del gabinete no era mentira: basta revisar la tendencia de compra de servicios y equipo de tecnología para percatarse de que la inversión en este rubro, representada en los capítulos 2000 y 3000 del presupuesto de la administración federal, se redujo por lo menos en 40% con respecto a los últimos ejercicios de la administración anterior. Apenas el año pasado se prometió un incremento de 60% para 2022, pero no se ha ejercido.
En la Sedena el desprecio por los sistemas tecnológicos es todavía más evidente. En el gobierno de Enrique Peña Nieto se invirtieron más de 2 mil millones de pesos para los sistemas de información y de comunicación militares; sin embargo, a partir de 2019 el recorte de los recursos destinados a estos rubros se ha ido prácticamente a la mitad, hasta llegar en 2022 tener solo cuatro contratos por apenas unos 4 millones de pesos.
Dichos contratos tienen como conceptos “mantenimiento y soporte de equipos de procesamiento y centro de almacenamiento de datos Sedena”; “renovación de licenciamiento para el sistema de seguridad en base de datos y aplicaciones de internet 2022”; “mantenimiento a equipos de seguridad periférica, comunicaciones y red de datos 2022”, y “mantenimiento para equipos de soporte de centro de datos 2022”.
Si los conceptos y montos de los contratos, enfocados solo en mantenimiento, no dejan suficientemente clara la nula prioridad que Sedena otorga a la tecnología en el actual sexenio, la identificación de las razones sociales proveedoras de estos servicios confirman que el grupo autodenominado como “Guacamaya” no debió encontrar muchas dificultades para acceder a sus sistemas.
La responsable del mantenimiento a los equipos de seguridad periférica es la empresa Ocaso Integradores SA de CV, constituida el 17 de noviembre de 2009 y con sólo seis contratos como proveedora del gobierno federal por un acumulado de 4.2 millones de pesos. Decsef Sistemas SA de CV, creada el 3 de febrero de 2021 y con 30 contratos por 31.4 millones de pesos, fue la encargada de dar mantenimiento al equipo de soporte del centro de datos.
La reacción del AMLO ante los comentarios sobre la escasa tecnología que su gobierno tiene para protección contra ataques cibernéticos fue similar a la que se le observa cuando le plantean temas que empiezan a ser críticos para el país: prefirió voltear la mirada hacia otro lado y dar el tema por terminado.
Posdata 1
El gobierno de la 4T ya tiene su Toallagate. Así como Vicente Fox enfrentó uno de sus primeros escándalos como presidente de México, con la compra de toallas de 400 dólares, ahora el gobierno del presidente López Obrador ya tiene su propio Toallagate. Como parte de los cientos de miles de documentos publicados por el grupo de hackers Guacamaya se encuentra uno que revela que el general secretario, Luis Cresencio Sandoval, ordenó bordar sus iniciales y las de su esposa en las toallas que utilizan, con cargo al erario. También pidió en abril que le consiguieran boletos para asistir al concierto de Gloria Trevi en el Auditorio Nacional, según un reportaje publicado por el diario El País.
Posdata 2
Mientras el presidente de Morena, Mario Delgado, anda de viaje en Brasil, apoyando al candidato izquierdista Lula da Silva en las elecciones presidenciales contra el derechista Jair Bolsonaro, en México el fin de semana en Tabasco hubo una asamblea de Morena, donde el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se llevó el aplausómetro y al grito de “presidente” fue recibido por sus paisanos. A Delgado se le ubica cerca del ala radical de Morena, es decir, de Claudia Sheinbaum, a pesar de haber sido amigo y trabajador de Marcelo Ebrard en el gobierno de la CDMX. Prioridades, le llaman.
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