Depués de pasar meses sin electricidad tras el enorme impacto del huracán María en 2017, el gobierno de Puerto Rico anunció una "solución" para su crisis energética: el monopolio público que manejaba este servicio básico sería privatizado.
Ricardo Rosselló, el entonces gobernador que tuvo que dimitir en medio de protestas por un escandaloso chat en el que compartió insultos misóginos y homofóbicos, dijo en aquel momento que la red se transformaría en una "moderna, eficiente y menos costosa".
Cuatro años después, una vez consumada la privatización de la empresa de energía, la promesa no solo está lejos de cumplirse, sino que el territorio estadounidense está en una situación de fragilidad ante los constantes fenómenos atmosféricos que le afectan.
En la isla, siguen los apagones.
Como ocurrió el pasado 19 de septiembre, luego del azote del huracán Fiona, que llegó como categoría 2, con vientos sostenidos de 137 Km/h, y causó un apagón general que tomó cerca de un mes en repararse por completo.
Pero antes de la tormenta la vida de los boricuas ya estaba trastocada por los constantes fallos de energía.
Bajo la administración de Luma Energy, que comenzó en junio de 2021, el promedio de duración de interrupciones de luz ha empeorado, afirma Jonathan Castillo Polanco, un profesor experto en salud ambiental y cambio climático, que además trabaja como gerente de Energías Renovables para la ONG Hispanic Federation.
"Con el nuevo operador de la red de distribución y transmisión de energía, cambió todo para mal. Son datos públicos", dice a BBC Mundo.
De acuerdo con el experto, cifras del Negociado de Energía, la agencia pública que debe fiscalizar al monopolio privado, reflejan que, en promedio, un cliente en Puerto Rico ha pasado sin energía 1.268 minutos durante el primer año de Luma Energy.
Mientras que previo a la llegada de la empresa, calculó el propio salubrista, el tiempo era de 1.243 minutos, lo que supone un alza de 25 minutos.
Todo esto pese a que el Congreso de EE.UU. asignó cerca de US$10.000 millones para la reconstrucción del sistema eléctrico luego del ciclón María, que dejó la infraestructura en el suelo.
Si bien la crisis tiene su origen hace décadas, en los últimos cinco años ha sido común que los hospitales de Puerto Rico se queden sin energía por horas, que los enfermos que dependen de maquinaria médica recurran a generadores y que los niños estudien con linternas en la oscuridad de la noche.
Hay quienes responsabilizan a Luma Energy por la situación, empresa que no respondió a una petición de entrevista de BBC Mundo, pero que insiste en su página web en haber instalado miles de postes de alumbrado eléctrico nuevos, comenzado 52 proyectos de modernización y haber reducido la cantidad de los apagones, aunque no la duración promedio de los mismos.
Ante este panorama, en BBC Mundo analizamos las causas de la crisis energética que aqueja a Puerto Rico y que pone la vida de sus habitantes en jaque a diario.
El origen de Luma Energy
Luma Energy es un consorcio estadounidense-canadiense que comenzó a operar en el territorio el pasado junio de 2021, luego de un proceso de competencia que no fue del todo público.
El contrato que firmó con Puerto Rico le concede por 15 años la administración de áreas medulares del sistema eléctrico, como la transmisión, distribución, facturación y servicio al cliente. Recibirá pagos mensuales durante su tiempo en la isla hasta alcanzar los US $1.5 mil millones.
Las plantas que generan la energía, construidas hace décadas, y que operan con combustibles fósiles a un alto costo, quedaron en manos del gobierno.
Además, como parte del acuerdo, el consorcio no tendrá que invertir en la reconstrucción de la infraestructura de la isla, sino que se encargará de la revitalización con el dinero aprobado por el gobierno federal estadounidense.
"Esos procesos tienen un nivel de secretividad, porque son negociaciones, pero en cualquier otra jurisdicción de EE.UU. la privatización se hubiese hecho con mayor claridad para la población. No sabemos cuáles son las condiciones que fueron rechazadas en la transacción", afirma Ramón Luis Nieves, un abogado experto en temas de energía, quien fue senador en Puerto Rico antes de la llegada de Luma Energy.
Cuando se firmó el contrato, continúo Nieves, hubo cierta oposición en algunos sectores de la población, pero otra gran parte lo apoyó. Sobre todo porque ocurrió luego del desastre de María, cuando algunos boricuas pasaron hasta un año sin electricidad mientras el sistema era operado por el gobierno.
¿Por qué falla tanto la electricidad en Puerto Rico?
El complejo sistema eléctrico que opera Luma Energy, diseñado en la década de 1960, se ubica en su mayoría en el sur de Puerto Rico, lejos de la demanda de energía, que está en el norte, por la capital San Juan y las áreas industrializadas.
Desde allí, afirma Jonathan Castillo Polanco, se extienden kilómetros y kilómetros de líneas eléctricas de un sistema interconectado que lleva luz a todo Puerto Rico.
El mayor problema, agrega, es que si hay una falla en cualquiera de las conexiones o en las plantas que generan la energía, todo el sistema alrededor del territorio se ve afectado.
"En una zona de huracanes tener un sistema así es muy vulnerable. Son kilómetros y kilómetros de línea y en un solo punto de toda esa línea algo pasa, ya sea un deslizamiento de terreno o un árbol, nos quita energía en todo el país", explica el experto, quien ha realizado investigaciones sobre la infraestructura del sistema eléctrico.
Pero además, las plantas que tiene Puerto Rico, que operan con combustibles extremadamente tóxicos como el Búnker C, tienen una capacidad mínima para responder a los cambios en la demanda de energía. Esto quiere decir que cuando hay una falla en alguna planta de generación, por ejemplo, "todo el sistema se desestabiliza y se apaga".
Castillo Polanco también señala que, por años, la red eléctrica no ha recibido el mantenimiento correcto. Tampoco se ha modernizado. Y opina que esto se debe a una "falta de voluntad política".
La Autoridad de Energía Eléctrica, la entidad pública que operaba la energía antes de la llegada de Luma Energy y que se quedó con las plantas de generación, tiene una deuda pública de US$9.000 millones y está en la insolvencia.
La entidad pública, que no respondió a una petición de entrevista de BBC Mundo, no invirtió el dinero en modernizar la infraestructura, sino en gastos operacionales, como subsidiar la compra de combustible para pasarle un alivio al consumidor, sostuvo Castillo Polanco.
Luma Energy hizo de este hecho uno de sus argumentos para defender los problemas actuales del sistema eléctrico.
"Por casi cualquier medida, Puerto Rico tiene el sistema eléctrico de peor rendimiento en Estados Unidos", decía en octubre del año pasado el presidente de la empresa, Wayne Stensby, en entrevista con la cadena NBC, quien reconoció que "el mayor reto es la velocidad con la que podemos aportar mejoras reales a nuestros clientes".
La fuerza laboral de Luma Energy
Pero el mayor problema que enfrenta la privatizadora, coinciden ambos entrevistados, es la falta de empleados calificados, que conozcan el complejo sistema eléctrico de Puerto Rico.
Cuando ocurrió la privatización, ante un posible cambio en su salario y beneficios marginales, cerca de 3.000 de trabajadores de la empresa pública solicitaron ser transferidos a otras áreas del gobierno.
"Conocer el sistema de energía de Puerto Rico toma años de experiencia. Todo este conocimiento ahora está en otras áreas", sostuvo el abogado Nieves.
"Las personas que trajo la compañía no han sabido operar la complejidad de la red", agrega, por su parte, Castillo Polanco.
Según cifras del Negociado de Energía publicadas en agosto, Luma Energy tiene unos 1.200 empleados en el territorio. Pero la compañía en todas sus comunicaciones públicas alega tener 3.000 trabajadores.
"En lo que Luma Energy consigue un empleado para atender una situación en la red, y en lo que ese empleado intenta comprender lo que está sucediendo, pasan horas", dice el exsenador Nieves.
¿Qué soluciones hay ?
La red eléctrica de Puerto Rico, dice a BBC Mundo Castillo Polanco, debe convertirse en un sistema descentralizado, de micro redes y energizado por fuentes renovables.
El sistema, continúa, debería tener la capacidad de conectarse entre sí para atender la demanda energética, pero también, ante un error en alguna zona, las demás deben tener la capacidad de aislarse y funcionar por su cuenta.
En la isla, destaca, decenas de miles de personas han optado por implementar en sus casas sistemas de placas solares con baterías. Pero esto plantea un problema de desigualdad, porque las comunidades pobres, que no tienen la capacidad económica para adquirirlos, siguen conectados a la red deficiente.
Y este, indicó, será el principal reto que tendrá Puerto Rico de cara al futuro, cuando invierta el dinero asignado por el gobierno de EE.UU. Buscar "justicia energética para todos".
Pero el proceso de reconstrucción, estimó la propia empresa pública de la isla, podría tomar unos 10 años.
De los US$10.000 millones asignados por el Congreso, Nives indica que solo se han utilizado unos $US 40 millones, por las imposiciones burocráticas de las agencias estadounidenses, y la gestión de Luma Energy.
Mientras tanto, los puertorriqueños continúan lidiando con los apagones día tras día.
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