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Se fueron quedando los bandidos.

Ernesto Ruffo no pierde la frescura que lo llevó a ganar la primera gubernatura de oposición en el país: Baja California, en 1989, bajo las siglas del Partido Acción Nacional.

33 años han transcurrido desde entonces. ¿Qué ocurrió en su estado que terminó entregándose a Morena? ¿Qué pasó con el PAN? Las respuestas están en la historia misma de estas tres décadas y en los contrastes mismos de lo vivido.



Cuenta Ruffo que cuando ganó la gubernatura bajacaliforniana invitó a su gabinete a mucha gente de trayectoria ciudadana, pero no le aceptaron el cargo: “Les daba miedo enfrentarse públicamente a los digamos intereses reinantes del poder que era el gobierno central de México. Entonces, como pude, integré el gabinete”.


Cuando llegó el siguiente gobernador, los que estaban ahí adentro ya no se querían salir: “Les iba bien, el sueldo estaba bueno y entonces empiezan, digamos, las concertaciones internas…; a ver quién va a ser el bueno y de esa manera se quedan trepados ahí en el carro de la revolución.


Así ocurrió en las sucesivas gubernaturas y se fue degradando el nivel de esos gobiernos. ¿Por qué? “Porque son pacto con pacto, y contra pacto… Y entonces te van quedando los bandidos”.

Por eso es que tiene que haber procesos abiertos, procesos de selección de primarias –como ahora propone el Frente Cívico Nacional, al cual se ha integrado el exmandatario-, de manera que rompas las costras éstas.


Desde su punto de vista, la mejor manera que tienen los partidos de restablecer actualmente la confianza nacional, es abrir las puertas a los procesos de selección primaria.

De otra forma –advierte- “vamos a seguir viendo Alitos y Markos Cortés y a toda esta parafernalia de gente que sólo se ocupan de controlar (los partidos) para beneficiarse de estar ahí, en los órganos de operación del poder.

¿Cómo es que el PAN y el PRI llegaron a tener dirigentes tan mediocres como los que hoy los encabezan?

A decir de Ruffo, “lo que ha sucedido es que los controladores del poder se van desgastando y se van haciendo cada vez más egoístas, más sinvergüenzas y van perdiendo calidad. Eso es lo que ha ido deteriorando a los partidos políticos, porque se han concentrado ahí cofradías de controladores que lo que menos les interesa es el interés público”.

¿La manera de enfrentar a Morena en el 2024 es con una alianza?, pregunto.

-Yo confío en los cívicos ciudadanos, en el proceso abierto y transparente –responde-. Las alianzas suenan a pactos, suenan acuerditos por debajo de la mesa, no son transparentes. Yo creo que el proceso abierto de primarias puede hacernos ver en cada distrito electoral, en cada presidencia municipal, en las gubernaturas, que quien nos represente sea gente, sean personas y no agrupamientos aliados entre comillas, para controlar el poder y luego sabe dios qué va a pasar.

¿En este nuevo Frente Cívico Nacional se siente cómodo?

A todos los veo igual de inquietos que yo. Y claro, cada quien podría tener alguna porción de interés, ya ve que todos somos viejos políticos ahí, que hemos andado moviendo el abanico y a lo mejor pues añoramos que nos caiga algo de rebote, o algo así; pero sí veo el compromiso de ese interés público y somos personas con experiencia. Entonces lo que necesitamos es tener el cauce, el surco del compromiso, del interés público, de manera que la confianza y la credibilidad vuelvan a llenar ese surco desde aquí hasta allá, de forma de que mojemos a toda la nación y podamos hacer que todo prospere. Suena muy ideal, pero por algo se empieza.

Del PAN actual apenas si habla. Menciona la reunión de cinco exgobernadores con el presidente del partido la semana pasada. ¿Por qué no participó?, pregunto. “Porque yo no reconozco a Marko Cortés como presidente del PAN. Si no lo reconozco, como voy y me le pongo en frente”.

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